Festival Nacional de Cante Flamenco de Los Ogíjares.
Antonia Contreras; Cante. Jun Ramón Caro; Guitarra.
Comienza con la
Petenera.-
Evoca las figuras que son referentes de este cante y nos lleva hasta el niño Medina, Pastora Pabón quien fue en definitiva, la que dejó fijada la formas actuales de este cante y que recogió un señalado discipulo de la de los Peines: José Sanchez Bernal, “Naranjito de Triana”.
Las condiciones vocales de la “perota” de adopción, le permite que aún observando estrictamente las formas y los tiempos, introducir puntuales varaciones melódicas que enriquecen la música para poder decirse que el cante lo hace suyo, dejando evidencias de su capacidad artística.
Jabera.-
Tiene Antonia, en sus inquietudes personales y artísticas presta una especial atención a la mujer, a la mujer cantaora en la que se mira, dentro de las posibilidades, y a la que con su fidelidad a la enseñanza, le rinde honores preciosos respetando lo que dejó estructurado y lo que ella, siempre introduce alguna pequeña, pero siempre hermosa, variación
Curiosamente, este cante que se ejecuta sin “salía”, en esta ocasión le presta una salida tomada seguramente del recuerdo de Dolores la de la Huerta, en los Fandagos de Lucena. Las enormes dificultades de esta cante, tanto por alto como por los graves, son resueltos con absoluta solvencia.
Verdiales, versión Jimena de Coín.
Cante propio de la localidad malagueña y que Fuensanta Jiménez hizo suyo dándole el apellido de La Jimena. La línea de ejecución es otro regalo para la sensibilidad flamenca, aquí Antonia hace una auténtica recreación al ponerle, a la estructura musical de origen, una música mucho más elaborada.
Tangos.-
Triana y, como no, Pastora y rememoramos al Titi de Triana y al inolvidable Naranjito. Otra pieza más de ese repertorio amplio y hermoso que tiene esta grandísima artista, que es el resusultado de un intenso aprendizaje fruto de dos condiciones fundamentales: el amor y la afición, que se han convertido en ella en un estado existencial: “Vivir en Flamenco”.
Soleá.
Soleá, tú eres mujer. Ha titulado ella un corte de su disco recién “La voz vivida” preciosa obra en la que deja Antonia una evidencia indiscutible, incuestionable de lo que es capaz de ofrecer desde una de las Músicas más hermosas, sublimes que jamás se hayan creado como es la Música Flamenca.
Aquí, las variedades de estilos se prodigan extremadamente dado que siendo una música sometida a una cadencia obligada, si en cambio, es permisible en cuanto a las músicas con la única exigencia de cuadrarla con el verso. La Mujer, aquí también, se pasea por las zonas cantaoras en las que hayan “salío” mujeres relevantes en estos estilos flamencos, así Triana, Andonda; Utrera, La Serneta; Alcalá, La Roezna; Marchena, La Gilica. Cantes de obligado cumplimiento escuchar para saber hasta dónde puede llegar una voz que oficia un rito cuando canta.
Tangos extremeños.
También presta su admiración a esta hermosa música y con ella, tiene recuerdos para Porrina otra admirada, Marelu -como nos dice Lourdes Gálvez del postigo, en la presentación que hace del citado disco,”La voz vivida” a quienes les ofrece esa admiración desarrollando un serie de cantes, como no, de ese repertorio que atesora.
Fandangos.-
Dos estilos, uno afincado al estilo de Vallejo, pero con una versión muy personal. El otro al estilo del Pichichi, al que le diera gran difusión el ecijano Pepe Galán.
Finalmente nos recuerda la interpretación que hizo en su intervención en la Gala de Triunfadores de La Unión, que versó en cantes sin guitarra.
Empieza con un pregón en aires de Praviana, que nos trae a la memoria al célebre cantaor sevillano El Mochuelo, cantaor de finales del s.XlX y principios del s.XX, que puso de actulidad este estilo de cante. Hay que observar la inquietud permanente de esta mujer por el Flamenco, por el Cante y por los precursores: Recuperar cantes olvidado y al mismo tiempo, aquellos artistas, también casi olvidados. Nos recuerda una Nana, cante que se aflamencó y tuvo su época., nos recordó a Bernardo el de los Lobitos con sus Temporeras, para concluir adentrándose en Triana y recordándonos al gran Tomás Pavón con el Martinete y la Debla.
Para Juan Ramón Caro, una frase muy escueta, pero elogio total: Ella fue la protagonista.
Para la guitarra de Juan Ramón Caro, escueta frase ambién: Cabal.
Un recital, para enmarcarlo en un Marco de Lujo.
L. Castillo.- Puerto Real 8 de setiembre de 2017.-
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Luis
Festival Nacional de Cante Flamenco de Los Ogíjares.
Antonia Contreras; Cante. Jun Ramón Caro; Guitarra.
Comienza con la
Petenera.-
Evoca las figuras que son referentes de este cante y nos lleva hasta el niño Medina, Pastora Pabón quien fue en definitiva, la que dejó fijada la formas actuales de este cante y que recogió un señalado discipulo de la de los Peines: José Sanchez Bernal, “Naranjito de Triana”.
Las condiciones vocales de la “perota” de adopción, le permite que aún observando estrictamente las formas y los tiempos, introducir puntuales varaciones melódicas que enriquecen la música para poder decirse que el cante lo hace suyo, dejando evidencias de su capacidad artística.
Jabera.-
Tiene Antonia, en sus inquietudes personales y artísticas presta una especial atención a la mujer, a la mujer cantaora en la que se mira, dentro de las posibilidades, y a la que con su fidelidad a la enseñanza, le rinde honores preciosos respetando lo que dejó estructurado y lo que ella, siempre introduce alguna pequeña, pero siempre hermosa, variación
Curiosamente, este cante que se ejecuta sin “salía”, en esta ocasión le presta una salida tomada seguramente del recuerdo de Dolores la de la Huerta, en los Fandagos de Lucena. Las enormes dificultades de esta cante, tanto por alto como por los graves, son resueltos con absoluta solvencia.
Verdiales, versión Jimena de Coín.
Cante propio de la localidad malagueña y que Fuensanta Jiménez hizo suyo dándole el apellido de La Jimena. La línea de ejecución es otro regalo para la sensibilidad flamenca, aquí Antonia hace una auténtica recreación al ponerle, a la estructura musical de origen, una música mucho más elaborada.
Tangos.-
Triana y, como no, Pastora y rememoramos al Titi de Triana y al inolvidable Naranjito. Otra pieza más de ese repertorio amplio y hermoso que tiene esta grandísima artista, que es el resusultado de un intenso aprendizaje fruto de dos condiciones fundamentales: el amor y la afición, que se han convertido en ella en un estado existencial: “Vivir en Flamenco”.
Soleá.
Soleá, tú eres mujer. Ha titulado ella un corte de su disco recién “La voz vivida” preciosa obra en la que deja Antonia una evidencia indiscutible, incuestionable de lo que es capaz de ofrecer desde una de las Músicas más hermosas, sublimes que jamás se hayan creado como es la Música Flamenca.
Aquí, las variedades de estilos se prodigan extremadamente dado que siendo una música sometida a una cadencia obligada, si en cambio, es permisible en cuanto a las músicas con la única exigencia de cuadrarla con el verso. La Mujer, aquí también, se pasea por las zonas cantaoras en las que hayan “salío” mujeres relevantes en estos estilos flamencos, así Triana, Andonda; Utrera, La Serneta; Alcalá, La Roezna; Marchena, La Gilica. Cantes de obligado cumplimiento escuchar para saber hasta dónde puede llegar una voz que oficia un rito cuando canta.
Tangos extremeños.
También presta su admiración a esta hermosa música y con ella, tiene recuerdos para Porrina otra admirada, Marelu -como nos dice Lourdes Gálvez del postigo, en la presentación que hace del citado disco,”La voz vivida” a quienes les ofrece esa admiración desarrollando un serie de cantes, como no, de ese repertorio que atesora.
Fandangos.-
Dos estilos, uno afincado al estilo de Vallejo, pero con una versión muy personal. El otro al estilo del Pichichi, al que le diera gran difusión el ecijano Pepe Galán.
Finalmente nos recuerda la interpretación que hizo en su intervención en la Gala de Triunfadores de La Unión, que versó en cantes sin guitarra.
Empieza con un pregón en aires de Praviana, que nos trae a la memoria al célebre cantaor sevillano El Mochuelo, cantaor de finales del s.XlX y principios del s.XX, que puso de actulidad este estilo de cante. Hay que observar la inquietud permanente de esta mujer por el Flamenco, por el Cante y por los precursores: Recuperar cantes olvidado y al mismo tiempo, aquellos artistas, también casi olvidados. Nos recuerda una Nana, cante que se aflamencó y tuvo su época., nos recordó a Bernardo el de los Lobitos con sus Temporeras, para concluir adentrándose en Triana y recordándonos al gran Tomás Pavón con el Martinete y la Debla.
Para Juan Ramón Caro, una frase muy escueta, pero elogio total: Ella fue la protagonista.
Para la guitarra de Juan Ramón Caro, escueta frase ambién: Cabal.
Un recital, para enmarcarlo en un Marco de Lujo.
L. Castillo.- Puerto Real 8 de setiembre de 2017.-